¿Alguna vez sentiste que el tiempo se estiraba como chicle? ¿Que un leve aleteo de mariposa rozaba tus entrañas? ¿Sí? ¿Y te has visto reflejado en sus pupilas?
¿Alguna vez te morías de sueño pero no podías quitártelo de la cabeza?¿Que cuanto más te daba más querías?
¿Alguna vez se te hizo de día en plena noche o flotaste en una estancia con tan sólo reavivar su imagen?
Eso, amigo mío, es porque has leído.
Javier G. Rey
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