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miércoles, 15 de septiembre de 2010

El queso del cepo

   Siempre me he preguntado si hay algún factor determinante que sobresalga por encima de los otros a la hora de elegir un libro. La respuesta es, como en todo debate sí pero no, ni blanco ni negro, algo de esto y algo de lo otro, depende y según. Si mañana sale el último de García Márquez, de Umberto Eco, de Almudena Grandes, Stephanie Meyer o de Ken Follet lo compramos a ojos cerrados sin importarnos la imagen de la portada, el sello editorial o el formato. Ni tan siquiera nos fijamos en el precio. Con cada novedad de la editorial Atalanta, Impedimenta o Libros del Asteroide no tengo dudas: sé que es buena. A veces no hay discusión si una obra aparece en bolsillo, "es que con el precio del grande me compro tres de bolsillo", en cambio si lo quieren para regalar o darse el gustazo piden el de tapa dura con guardas e ilustraciones en su interior.

   Si es vital para un librero encontrar el truquillo de qué pedir tampoco es moco de pavo el cuánto, pues en el ritmo de vida que llevamos se exige la inmediatez. Lo idóneo es aquí y ahora. No vale mañana cuánto menos la semana que viene. Como decía mi jefa Sonsoles, con una amplia experiencia en botica. "Javier, en el contaje y en el pesaje está el negocio". De unos años para acá, y cada vez más, noto con preocupación que existe un factor que destaca de los otros anteriormente citados: lo que vende mucho es el éxito de ventas. De ahí la importancia de las listas de LOS MÁS VENDIDOS de los culturales de la prensa y de revistas especializadas. Los números de ejemplares y/o ediciones remarcados en las vitolas de las reimpresiones hacen su trabajo. Soy de los incrédulos en el rigor de las encuestas y los índices del Nielsen, empresa auditora que, entre otros, se encarga de facilitar los "shares" de letra impresa. ¿Quién se va a molestar en desdecir o comprobar lo cierto de sus ratios?. No importa, el hecho es que vende pues se tiende a pensar "por algo será". La calidad no es incompatible con la cantidad, pero lo cierto es que es una fórmula poco frecuente. Y es que es tan humano querer apostar a caballo ganador que más de uno cae sin remedio y se come el queso del cepo.

Javier García

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