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lunes, 28 de noviembre de 2011

Jesús Marchamalo en el NO SOLO PROUST TIENE UN CUESTIONARIO

(Al autor de Donde se guardan los libros el test de La Tramontana le ha desvelado un rasgo de su carácter hasta ahora desconocido: su incapacidad para "el arte de la oratoria restringida", como él mismo confiesa en su blog. Lo que en unos sería auténtica verborrea en Jesús Marchamalo es, en cambio, puro oficio; vamos, que si se descuida nos escribe un microrrelato con cada una de sus respuestas. Para nosotros una maravilla, pero para él, pobre, un problema: el agotamiento. De hecho cuando llevaba contestadas veintiuna de la treintena de preguntas, comenzó a hiperventilar y ¡¡¡plof!!! cayó exhausto sobre el teclado. Para que luego digan que ser escritor es fácil)

JESÚS MARCHAMALO
51 años
Natural de Madrid
Escritor y periodista
"Estoy seguro de que aprendimos mucho más de D’Artagnan o de Ana Karenina que de personas reales".

Foto de Vicente Almazán




1. El mejor sitio para leer. Se me ocurren varios, muchos lugares en realidad en los que he disfrutado leyendo y a los que volvería encantado. La terraza de un hotel, en Cáceres, al sol, hace años. Un banco en un parque infantil aquí al lado de casa, convaleciente de una neumonía. El pupitre 270 de la sala de lectura de la Biblioteca Nacional, donde voy de vez en cuando… Pero lo cierto es que leo en cualquier parte. Me gusta leer en casa y en la calle. En el metro y en los autobuses. En los trenes y en los bancos soleados de la calle o en el sofá después de comer, los fines de semana, un minuto antes de quedarme dormido.

2. Tu editorial preferida. Qué difícil. Pienso en Anagrama, Acantilado, Pretextos, Siruela…Y también en algunas de las pequeñas: Nórdica, por ejemplo, Impedimenta… Pero miro mis estantes y veo aquellos libros de Alianza –Borges, Maupassant, Boris Vian, Salinger, Virginia Wolf, Poe- y puestos a señalar una editorial tal vez el libro de bolsillo de Alianza lo mereciera. Hay cubiertas de Daniel Gil que son inolvidables.

3. El primer libro que leíste. Soy incapaz de recordarlo, pero sí unos libros de Bruguera, “Colección Joyas Literarias” creo que se llamaba, que durante tiempo fueron algunos de mis regalos habituales de Reyes, cumpleaños, fines de curso y enfermedades infantiles. Ahí leí a Salgari, a Dumas, a Walter Scott… Y luego recuerdo el deslumbramiento, con dieciocho o diecinueve años, de Cien años de soledad; de Sábato, Sobre héroes y tumbas, y de Cortázar.

4. ¿A qué personaje de ficción te gustaría parecerte? Lo cierto es que gran parte de nuestra memoria emocional se construye en torno a personajes de ficción. Estoy seguro de que aprendimos mucho más de D’Artagnan o de Ana Karenina que de personas reales.
Me impresionó mucho, en su momento, el capitán Nemo, tan exquisito y sombrío, pero no me imagino viviendo en un submarino, ni interpretando a Bach.

5. ¿A qué escritor/a invitarías a cenar? A una cena real, a Luis Mateo o a Manuel Longares, por ejemplo, y a una cena imaginaria, a Vila Matas.


De todas maneras, soy bastante poco mitómano.


6. Unos versos de un poema que repites como un mantra. No son estrictamente unos versos, sino una frase de Wilde: “He pasado el día corrigiendo un poema, por la mañana he quitado una coma, y por la tarde he vuelto a ponerla”. Creo que resume perfectamente la literatura, y si me apuras, la vida misma.
 

7. Para qué leer. Nunca me lo he preguntado. Tampoco creo que haya que buscar una razón para hacer determinadas cosas especialmente gratificantes: para qué escuchar música, para qué pasear, para qué ir a ver una exposición, para qué montar en bicicleta…


Nunca he creído en una razón utilitaria de la lectura. Yo leo, básicamente, porque me gusta.

8. Y de los libros electrónicos, ¿qué dices? Me parecen muy bien, y lo digo sin asomo alguno de ironía. Creo que hay una batalla un tanto impostada entre el libro tradicional (detesto esa manera de llamarlo) y los lectores electrónicos. Yo tengo móvil, perfil en Facebook, página web, blog, pero me gusta al tiempo escribir con estilográfica y mandar cartas con sobre y sello. La tecnología se ha instalado de forma natural en nuestras vidas, y creo que, durante mucho tiempo, el libro electrónico convivirá con el libro en papel sin problemas.


Pero sí es cierto que hay una parte, permíteme que diga sensual, de la lectura que se perderá con el libro: las notas, los ex libris, las páginas dobladas, los papeles con teléfonos olvidados entre las páginas, el tacto y el olor del papel, todo eso.


9. ¿Conoces alguna película que supere al libro? Hay películas tan buenas como los mejores libros. Y no estoy nada seguro de que el cine sea, necesariamente, peor que los libros.

No leí a Mario Puzzo, y tal vez sea injusto con el libro, pero El Padrino, de Coppola, por ejemplo, me parece una obra maestra. O Blade Runner, de Ridley Scott.

10. ¿Recuerdas algún libro que hayas sido incapaz de terminar de leer? Todos tenemos una larga lista de libros con los que no conseguimos conectar. Lo importante es saber con qué libros merece la pena ser persistente.
Por ejemplo, he fracasado con el Ulises, pero siempre me ha interesado Joyce y su mundo literario. Me pasa igual con Lezama. Empecé Paradiso y lo dejé, pero Lezama me resulta muy sugestivo como figura literaria.

Hay veces que con determinadas lecturas, hay que saber esperar el momento.
 
11. Libro y vino. Libro y café. Libro y té… Libro y todo, por qué no. Si es vino, blanco. Si es café, cortado. Y si es té, verde, si es posible.

12. ¿Hay algún escritor al que no soportes pero del que te apasione su obra? Se me viene a la cabeza Truman Capote. Aquel chico caprichoso y maleducado, egocéntrico y en muchos aspectos superficial. Debía ser un auténtico cretino. Y sin embargo escribía como nadie.


13. Un pasaje erótico que mantengas caliente en tu cabeza. No leo mucha literatura erótica y tengo una memoria malísima. Pero recuerdo un cuento de Kundera en El libro de los amores ridículos, que se titula La autoestopista o algo así, y que recuerdo por la sensualidad y la pasión perturbadora que desprendía.

14. ¿A qué lugar literario te gustaría ir de vacaciones? Soy un perezoso con los lugares y los viajes imaginarios. Y estoy convencido de que hay destinos reales tan sugestivos como los de ficción.


Pero me quedo con la Venecia de Brodsky, si me lo admites como lugar literario. Contaba Brodsky en Marca de agua que la niebla es tan espesa a veces en Venecia, que algunas mañanas, cuando iba a comprar tabaco, volvía a casa por el mismo túnel que había abierto en la niebla al salir.

15. ¿Qué mascota literaria adoptarías para casa? Siempre me gustó esa perra, Nana, de Peter Pan. En casa tuvimos una gata que se llamaba igual y que murió de vieja hace unos cuantos años.
Me resulta de una ternura inolvidable esa secuencia, en la película, en la que aparece con una cofia recogiendo los juguetes de los niños.

16. El título más bello que recuerdes. Soy un verdadero desastre poniendo títulos, así que siempre me fijo en los ajenos. Me gustan muchos: Entre otros olvidos, de Muñoz Rojas; Travesía del horizonte, de Marías; Escaparate de venenos, de Benítez Reyes; El Olvido que seremos, de Héctor Abad, un precioso libro…Últimamente me ha llamado la atención Calle Aristóteles, de Jesús Ortega.


17. ¿Cuál es el último libro que has regalado? Precisamente el libro de Comentarios Proust del Vanity Fair que acaba de publicar Nórdica. Hablé de él en la radio, y se lo regalé a Cristina Hermoso, la presentadora de La estación Azul, de Radio Nacional, que se quedó prendada de él.
 

18. Media de libros que lees al mes. Es una respuesta que puede resultar engañosa, y que esconde la mayor parte de las veces un deseo de epatar. No estoy nada seguro de que sea mejor lector quien lee más libros, ni muchísimo menos.


Dicho lo cual, en mi caso tampoco cuenta porque una parte importante de mi trabajo consiste en leer libros, de modo que mi media no debería contar. Pero seguramente diez o doce.
 

19. ¿Qué libro guardas como oro en paño? Un libro de Machado que me regalaron los libreros de viejo de Madrid hace un par de años. Di el pregón en el Salón del Libro, y a cambio me regalaron un ejemplar de Nuevas Canciones, publicado en 1924 y firmado por el propio Machado.


Me encanta cogerlo, y hojearlo, y sentir la emoción, irrepetible de saber que Machado también lo tuvo en sus manos siquiera el momento que le llevó firmarlo.

20. ¿En qué libro tienes puestos ahora tus cinco sentidos? Siempre estoy leyendo dos o tres al tiempo, así que tengo mis sentidos un poco repartidos. Ahora, en concreto, entre un libro de Amos Oz, magnífico, Una historia de amor y oscuridad; otro de José Carlos Cataño que acaba de salir, De rastros y encantes; una biografía de Baroja, de Marino Gómez-Santos (me han pedido un artículo para una revista y estoy documentándolo), y la última novela de Luis Mateo, Pájaro sin vuelo, que me regaló el otro día.



21. ¿A qué escritor resucitarías? Tal vez a la baronesa Blixen, la autora de Memorias de África. Leí que ya octogenaria vivió una apasionada historia de amor con un poeta mucho más joven que ella. Un día, le hizo grabar sus iniciales en la corteza de un árbol. Y cuando tiempo más tarde lo dejaron, fue con su coche al bosque, sacó del maletero un hacha y señalando el árbol ordenó a su chofer que lo talara.
 
Tiene una frase memorable que dice: “La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas, el mar”. Qué mujer.

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