Buscar este blog

sábado, 19 de noviembre de 2011

Javi Viadero responde al NO SOLO PROUST TIENE UN CUESTIONARIO

(Javi Viadero tiene humor para dar y regalar, y un colmillo... Le apasionan la cocina y los libros, ¡ojo, no los libros de cocina!, aunque no sabemos en qué proporción exacta. Pero también le da al cine, a la música y es amigo del "frikismo". Cuando no está atareado con ninguna de estas cosas, atiende los múltiples grupos facebookianos en los que participa -especialmente si hay libreros cerca-  para los que siempre tiene una frase lista. Le podéis encontrar en la terraza de su bar, fumando y leyendo. De vez en cuando levanta los ojos del libro y mira al horizonte como si no hubiera un mañana)

JAVI VIADERO
43 años
Natural de Arnuero (Cantabria)
Cocinero disperso
www.hosteriasol.com
"Mi mujer y yo somos los tíos raros que regalan libros en lugar de juguetes"




1. El mejor sitio para leer.
    La terraza de mi bar cuando hace bueno pero no pega mucho el sol.

2. Tu editorial preferida.

    Hoy por hoy, Alfabia. Y luego, por bonitas, El Zorro Rojo, Blackie Books...

3. Cuando abres la puerta y entras en una librería…
     Respiro hondo. ¡Me encanta el olor!

4. El primer libro que leíste.

    Mi primera cartilla, no te jode. Luego el primero que recuerdo es "Los Tigres de Momprachen", de Emilio Salgari.
   

5. ¿A qué personaje de ficción te gustaría parecerte?
    Al memorioso de Borges.

6. ¿Qué libro te hubiese gustado escribir?

    Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar.

7. ¿A qué escritor/a invitarías a cenar?

    A ninguno, no quisiera llevarme un disgusto.

8. Unos versos de un poema que repites como un mantra.

    No. Soy más de repetir como mantra trozos de canciones. Leño o Led Zeppelin sobre todo.

9. ¿Qué libro regalarías a tu peor enemigo?
    "La nausea" de Sartre. Para que me odie con conocimiento.

10. Para qué leer.
      Para todo. Para entretenerme, para reír, para aprender, para emocionarme, para cocinar...

11. Y de los libros electrónicos, ¿qué dices?
      Que no. Nunca, ni de palo, niet.

12. ¿Conoces alguna película que supere al libro?
      "El club de la lucha", sin lugar a dudas.

13. ¿Te acompaña alguna música a la hora de leer?
      Según lo que lea. Desde la ópera hasta el dead metal, pasando por el jazz o la electrónica.

14. ¿Qué es lo que no faltaría en un programa cultural que dirigieras?
      Música moderna. Y hacerlo entretenido; la mayoría de programas culturales, parecen dirigidos solo a la élite intelectual. Suelen aburrirme, será que soy un poco garrulo, no sé.

15. ¿Recuerdas algún libro que hayas sido incapaz de terminar de leer?
      Sí, pero no me acuerdo del título :)

16. Libro y vino. Libro y café. Libro y té…
      Libro y habano.

17. ¿Hay algún escritor al que no soportes pero del que te apasione su obra?
      Creo que no. Os remito a lo de la cena: no me importan los escritores, me importa lo que escriben.

18. Un pasaje erótico que mantengas caliente en tu cabeza.
     Juju... Alguno del Divino Marqués, pero no es para poner aquí.

19. ¿Qué libro recomendarías a alguien que no lee pero desea iniciarse?
      "Como agua para chocolate", de Laura Esquivel, por ejemplo. Se me ocurren muchos más. Según a quién, supongo.

20. ¿A qué lugar literario te gustaría ir de vacaciones?
      Al Hotel Overlook.

21. ¿Qué mascota literaria adoptarías para casa?
      El cuervo de Poe. Él me diría continuamente lo de "nunca más" y yo le contestaría "tres cojones me importa". No me lo iba a pasar bien ni nada. O a Cujo, y que se coma a las visitas indeseables. Ese también molaría.

22. El título más bello que recuerdes.
      "Cosas que los nietos deberían saber". Y muchos más. La principal razón por la que empecé a leer a Murakami, por ejemplo, fue porque me gustó el título del libro "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo".

23. Una medida para fomentar la lectura.
      Bajar el IVA de los libros y mandar leer a los estudiantes libros acordes con su edad.

24. ¿Cuál es el último libro que has regalado?
      No recuerdo. Alguno infantil a mis pequesobris. Mi mujer y yo somos los tíos raros que regalan libros en lugar de juguetes. Y ellas encantadas.

25. ¿Qué libro lees y relees y no te cansas?
      "Siddartha", de Hermann Hesse, entre otros; pero este creo que es el que más veces he leído.

26. Tu palabra preferida.
      Alicate. No preguntes por qué, no lo sé.

27. Media de libros que lees al mes.
      Cinco o seis. Tal vez menos.

28. ¿Qué libro guardas como oro en paño?
      Todos, pero en particular "Ivanhoe", que fue el primero que me compré con mi dinero a los 8 años; y una edición preciosa de las novelas de Kafka que me regaló mi mujer.

29. ¿En qué libro tienes puestos ahora tus cinco sentidos?
      En la "Trilogía de Nueva York", de Paul Auster.

30. ¿A qué escritor resucitarías?
      A Don José Saramago. Le echo de menos. Creo que hay gente que cuando muere deja un vacío que se nota. Un desequilibrio en "la fuerza" que diría Yoda. :)

jueves, 17 de noviembre de 2011

Sergi Bellver contesta al NO SOLO PROUST TIENE UN CUESTIONARIO

(Sergi Bellver tiene un sinfín de compartimentos en su cabeza: Novela, Poemario, Antología, Clases de narrativa, Artículos de opinión, que abre y cierra a su antojo. Hoy abre el de Otros para responder el cuestionario de La Tramontana. Y esta tarde a las siete, en La Central del Raval, el de Actos Sociales para acudir feliz a la presentación del libro DOPPELGÄNGER. OCHO RELATOS SOBRE EL DOBLE + BONUS TRACK, de Jekyll & Jill Editores. Allí firmará ejemplares) 

SERGI BELLVER
39 años
Natural de Barcelona
Escritor y Editor
sergibellver.blogspot.com
"Tengo alma de Huckleberry Finn".




1. El mejor sitio para leer.
Casi cualquiera, si es con el suficiente silencio y en soledad.

2. Tu editorial preferida.
No puedo ser demasiado breve sin ser injusto con esta respuesta porque el panorama se ha diversificado mucho. Anagrama, Seix Barral, Tusquets, Acantilado y otras siguen siendo referencia, pero en los últimos diez años han aparecido varias editoriales más o menos modestas que en general están haciendo un trabajo estupendo: Alfabia, Contraseña, Gallo Nero, Libros del Asteroide, Libros del Silencio, Nevsky Prospects, Nórdica y muchas más que no olvido pero no menciono por acabar de una vez. Entre todas ellas, los catálogos de Atalanta, Minúscula y Sajalín me parecen de los más coherentes, garantía siempre de calidad. Y una apuesta de futuro: Jekyll and Jill, que aman como nadie lo que hacen.

3. Cuando abres la puerta y entras en una librería…
Espero encontrarme a un librero que me hable de lo que todavía no sé que quiero. La última vez que me pasó eso fue en la librería Zebras, de Almería, con el ínclito Diego Zaitegui, quien me recomendó a Leonard Michaels.

4. El primer libro que leíste.
Convaleciente de algún virus infantil, en cuestión de días devoré en la cama Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne, una versión de Robin Hood de la que no recuerdo el autor y varios libros más. Me pareció haber descubierto el mundo. Era verdad.

5. ¿A qué personaje de ficción te gustaría parecerte?
Ya me parezco un poco a Mister Scrooge, aunque en realidad tengo alma de Huckleberry Finn.

6. ¿Qué libro te hubiese gustado escribir?
Hay varias obras maestras que he tenido la suerte de leer, pero no tiene sentido volver atrás en el camino. Me gusta pensar en lo que está por venir, en que alguna vez escribiré un libro que valga de veras la pena, porque entiendo el acto de la escritura, entre otras muchas cosas, como una búsqueda.

7. ¿A qué escritor/a invitarías a cenar?
A Anne Sexton, si se dejara.

8. Unos versos de un poema que repites como un mantra.
Inicial

Entrega siempre tu belleza
Sin echar cuentas, sin hablar.
Callas. Ella dice por ti: Existo.
Y en mil formas distintas llega,
llega al final a todo el mundo

De Rilke, El libro de las imágenes

9. ¿Qué libro regalarías a tu peor enemigo?
Los Episodios Nacionales de Galdós, toda la colección, con la esperanza de que un buen día se le cayeran en la cabeza.

10. Para qué leer.
Para darse cuenta de que todo es más de lo que parece. Para vivir dos veces. Para no estar solo.

11. Y de los libros electrónicos, ¿qué dices?
Me parecen una herramienta útil, pero todavía no han superado la perfección y la sencillez de ese viejo invento llamado libro.

12. ¿Conoces alguna película que supere al libro?
Sin pensarlo demasiado, me vienen a la mente, Blade Runner, de Ridley Scott, Dersu Uzala, de Akira Kurosawa, y la saga de El Padrino (las dos primeras, sobre todo). Los libros de Mario Puzo están muy bien, pero lo de Coppola (que, sin superar al original, también anduvo fino con Apocalypse Now, su “versión” de El corazón de las tinieblas de Conrad) es Patrimonio de la Humanidad.

13. ¿Te acompaña alguna música a la hora de leer?
Como dije al empezar, necesito el silencio para leer. Como mucho, si leo por trabajo o para corregir, algo clásico de cuerda.

14. ¿Qué es lo que no faltaría en un programa cultural que dirigieras?
Meritocracia, diversidad y divulgación. Nada de camarillas, modas ni elitismos. Dicho así, parece una obviedad, pero quien haya gestionado cualquier programa cultural en España sabrá de lo que hablo.

15. ¿Recuerdas algún libro que hayas sido incapaz de terminar de leer?
Si dejé de leerlos fue precisamente porque iba a olvidarlos pronto. Es mejor abandonar un mal libro cuanto antes porque hay demasiado por leer y el tiempo no alcanza. Aunque también me pasó con otros libros que respeto, pero que no van conmigo, como alguno de David Foster Wallace, por ejemplo (sus relatos, sin embargo, sí me gustaron). E incluso con alguna obra maestra, como el Ulises de Joyce, cuya primera acometida me dejó K.O., pero que con los años he aprendido a valorar.

16. Libro y vino. Libro y café. Libro y té…
Libro y silencio (erre que erre).

17. ¿Hay algún escritor al que no soportes pero del que te apasione su obra?
Louis-Ferdinand Céline, por ejemplo.

18. Un pasaje erótico que mantengas caliente en tu cabeza.
Tengo mis manías, y por lo general el erotismo lo prefiero en la vida real. Me cuesta mucho encontrar un texto en el que el sexo no parezca de cartón piedra o de caramelo. Si me apuras, recuerdo cosas sueltas ahora mismo de Henry Miller y de Nabokov, tal vez, que se salvan.

19. ¿Qué libro recomendarías a alguien que no lee pero desea iniciarse?
Primero intentaría conocer un poco a la persona, en qué momento se encuentra como lector, porque cada libro tiene un momento (y un lector) esperándole y viceversa. Si algo me ha demostrado mi experiencia como profesor de escritura creativa y narrativa, es que el criterio puede adquirirse y educarse. Quien repite como un loro que sobre gustos no hay nada escrito, probablemente es alguien con mal gusto.

20. ¿A qué lugar literario te gustaría ir de vacaciones?
A la India de Rudyard Kipling, que era un poco de mentira.

21. ¿Qué mascota literaria adoptarías para casa?
A Cthulhu, por supuesto. Le enseñaría a sorberle el alma a las visitas incómodas.

22. El título más bello que recuerdes.
Los checos son muy buenos con los títulos, Kundera, Hrabal, Kafka, pero se me ocurre ahora mismo En mitad de la noche un canto, de Kratochvil. Mañana contestaría otra cosa, seguramente.

23. Una medida para fomentar la lectura.
Con adultos intento llevar a cabo esa labor desde hace tiempo, en talleres, clubs de lectura y demás. Pero creo que se debería empezar desde el colegio con profesores que de veras conozcan y estimen la literatura. Y que sepan comunicar esa pasión. Si los alumnos descubren desde niños que leer puede ser maravilloso y no sólo una tarea para cubrir el expediente, tendremos lectores de por vida. De todos modos, con el panorama cultural que se nos avecina a partir del lunes, me parece que lo tenemos crudo.

24. ¿Cuál es el último libro que has regalado?
Mortal y rosa, de Umbral, a un amigo. No hace mucho, también le regalé a una diosa griega la antología que he editado este otoño con Juan Soto Ivars, Mi madre es un pez. No sirvió de mucho (sentimentalmente hablando), pero creo que hice bien de todos modos.

25. ¿Qué libro lees y relees y no te cansas?
Moby Dick, y unos cuantos más.

26. Tu palabra preferida.
Belleza.

27. Media de libros que lees al mes.
Más de los que me conviene como crítico literario y menos de los que me gustaría como lector a secas.

28. ¿Qué libro guardas como oro en paño?
Por pura bibliofilia, una edición ilustrada de hace más de 130 años con los cuentos completos de Hans Christian Andersen.

29. ¿En qué libro tienes puestos ahora tus cinco sentidos?
Estoy con varias lecturas interesantes ahora mismo pero, para serte sincero, mis cinco sentidos (y el sexto) están completamente rendidos a la escritura de Subbarna, mi primera novela. Todo lo que leo, todo lo que hago, me parece como un chasquido de dedos en la cara del sonámbulo: en cuanto puedo, regreso a mi mundo y sigo escribiendo.

30. ¿A qué escritor resucitarías?
A Chéjov, curado de tuberculosis. Lo primero que haría con él sería llevármelo de viaje.

Hugo Izarra inaugura NO SOLO PROUST TIENE UN CUESTIONARIO, el test de La Tramontana


(Es capaz de dejar aparcado durante un rato sus miles de quehaceres -la distribución del número 5 de la revista Standdart, saber qué opinan los primeros lectores de Música para atravesar los túneles, mirar el correo, hacer la cena...- para ponerse a contestar con paciencia una a una las preguntas del cuestionario de La Tramontana. Y a la una de la madrugada, adjuntando varias fotos donde elegir, nos lo envia deseando, dice, que nos guste. Izarra: te adoptamos como padrino)

HUGO IZARRA
31 años
Natural de Vigo
Escritor y Editor
"Soy bibliófilo compulsivo. Puedo dejarme en libros lo que no me dejaría en ropa o en comida".



1. El mejor sitio para leer.

La cama, de noche, mientras los demás duermen. Aunque tampoco hago ascos al WC.


2. Tu editorial preferida.

Soy el lector que soy gracias a Anagrama, pero, aunque le debo grandes lecturas, la que más me gusta ahora es Blackie Books.


3. Cuando abres la puerta y entras en una librería…

...los libreros se frotan las manos, porque soy bibliófilo compulsivo. Puedo dejarme en libros lo que no me dejaría en ropa o en comida. Soy un salvaje. Consciente de serlo, pero salvaje.


4. El primer libro que leíste.

Mi primer contacto con la literatura de verdad fue “Cien años de soledad”. Venían pequeños fragmentos desordenados al final de cada tema de nuestros libros de lengua de primero o segundo de EGB. Me sumergía en ellos cuando los profesores explicaban la lección. O cuando fingía estudiar en casa.


5. ¿A qué personaje de ficción te gustaría parecerte?

Aunque cada día me parezco más al gruñón de Ignatius Reilly, me gustaría parecerme a Billy Pilgrim e ir por ahí dando saltos en el tiempo. La filosofía de Tralfamadore me hace reconciliarme con la idea de vivir la vida hasta el último aliento.


6. ¿Qué libro te hubiese gustado escribir?

Cualquiera de Luis Felipe Comendador. "El amante discreto de Lauren Bacall", por ejemplo. Y “Madre noche”, de Vonnegut. Pero son cosas en las que prefiero pensar lo menos posible.


7. ¿A qué escritor/a invitarías a cenar?

A Luis Felipe Comendador, a Montero Glez, a Pedro Juan Gutiérrez, a Milo Krmpotić,a Luis Mey. (De hecho, les debo una cena a todos, y también a Montxo Armendáriz)


8. Unos versos de un poema que repites como un mantra.
«Cuidaos de este viejo que agotado os mira

porque guardo puñales y espero en cada esquina

el momento frutal de pellizcaros duro».

Son, también, de Luis Felipe Comendador.


9. ¿Qué libro regalarías a tu peor enemigo?

Nunca perdería el tiempo en hacer regalos a mis enemigos.


10. Para qué leer.

Para ser un poco menos tonto. Para aprender a mentir con estilo. Para viajar sin gastar. Para escaparse de uno mismo. Para dar de comer gominolas a las neuronas.


11. Y de los libros electrónicos, ¿qué dices?

Ya me he hartado de tanta tecnología. iPads, iPhones, Blackberries, Androids, eBooks... De verdad, veo a toda esa gente con sus aparatos electrónicos y siento verdadera lástima. Les han vendido esclavitud. Les cobran por ser esclavos. Estoy tan harto que hasta he dejado de usar el teléfono móvil. Así que no, gracias, prefiero papel.


12. ¿Conoces alguna película que supere al libro?

Conozco una que casi lo iguala —“Todo está iluminado”— y otra que, por momentos, roza la perfección —"Madre noche"—. Pero en ninguno de los dos casos la película supera a la novela. La complementan, eso sí, pero nada más.


13. ¿Te acompaña alguna música a la hora de leer?

The sound of silence, que dirían Simon y Garfunkel. Leo siempre en silencio.


14. ¿Qué es lo que no faltaría en un programa cultural que dirigieras?

Entretenimiento. Es vital entretener. Estoy muy cansado del enfoque tradicional que se le da a la cultura. De la pretenciosidad, en general. Todos estos gurús pedantes y duermemonas son los culpables de que muchos hayan huido y huyan de la cultura.


15. ¿Recuerdas algún libro que hayas sido incapaz de terminar de leer?

Recuerdo muchos. Hay auténticos plomazos por ahí. Por lo general, procuro comprar sólo cosas que sepa que voy a leer, pero alguna vez lo intenté con libros que fueron de otros y tuve que desistir a las 20 páginas. Recuerdo ahora mismo “Dafne y ensueños”, de Torrente Ballester. Absolutamente infumable. Tampoco soporto “El Quijote”.


16. Libro y vino. Libro y café. Libro y té…

Libro y libro, a palo seco. Y, si he de acompañarlo con algo, que sea un café.


17. ¿Hay algún escritor al que no soportes pero del que te apasione su obra?

Lo más normal es que, si me apasionan sus obras, les acabe perdonando todo lo demás, como hice con Bukowski, Céline, Cela, etc.


18. Un pasaje erótico que mantengas caliente en tu cabeza.

Me gusta la forma de describir el sexo de Michel Houellebecq. En “Plataforma”, especialmente, pero también en “Las partículas elementales”.


19. ¿Qué libro recomendarías a alguien que no lee pero desea iniciarse?

Le recomendaría que probase con varios, pero ninguno en concreto. Ya he cometido ese error alguna vez, el de creer que, por el simple hecho de que a mí me gustase, un libro debería resultar lo suficientemente atractivo para cualquiera.


20. ¿A qué lugar literario te gustaría ir de vacaciones?

Al Berlín de la Gründerzeit, que rescató Charlotte Von Mählsdorf.


21. ¿Qué mascota literaria adoptarías para casa?

A Idiota, el perro de John Fante en "Al oeste de Roma".


22. El título más bello que recuerdes.

Pienso en mis favoritos, pero su belleza (como siempre) es totalmente subjetiva: "Mortal y rosa", "El mundo alucinante", "Espera a la primavera, Bandini", "El amor es un perro del infierno", "El gato sólo quería a Harry"…


23. Una medida para fomentar la lectura.

No sólo abaratar los precios, que también, sino encauzar la enseñanza de la literatura por vías más personales: que nos ayuden a entender desde niños que, sin importar cómo seamos o qué cosas nos gusten, siempre habrá un libro para nosotros. Pero encontrarlo no es sencillo. Tampoco ayudan las obras que nos obligan a estudiar en el colegio, como nada de lo que nos es impuesto.


24. ¿Cuál es el último libro que has regalado?

"Gominolas para los patos", ayer mismo, al hombre que vino a casa a presentarnos un presupuesto de reforma.


25. ¿Qué libro lees y relees y no te cansas?

"Cuentos sin plumas", de Woody Allen. Aunque no es el único.


26. Tu palabra preferida.

Perdón.


27. Media de libros que lees al mes.

No me gustaría mentir. Depende del mes. En mis buenos meses, entre ocho y diez. Pero puedo pasarme meses atorado en una sola lectura, si las obligaciones obligan demasiado.


28. ¿Qué libro guardas como oro en paño?

Todo lo que he ido consiguiendo recuperar de Kurt Vonnegut, pero también mis libros de John Fante. Todos los buenos libros los conservo como oro en paño. Hasta los que no lo son tanto. Siempre son especiales por algo.


29. ¿En qué libro tienes puestos ahora tus cinco sentidos?

Estoy repasando —no con los cinco, sino con siete sentidos— todos los poemarios de Leonard Cohen.


30. ¿A qué escritor resucitarías?

A Kurt Vonnegut, las veces que hiciera falta.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Este libro viene para quedarse

Desde hace unos meses Javier y yo estamos muy pendientes de cuáles son los libros que van desde la librería a casa (unos cuantos al día. No olviden que antes que libreros hemos sido compradores compulsivos de libros) o -y esto es lo importante-, cuáles llegan para quedarse. De lo contrario, es decir, si no nos autoimpusiéramos una disciplina, la librería doméstica crecería de manera maravillosa (entiéndase aquí maravillosa de Alicia en el País de las Maravillas) y un día nos veríamos obligados a coger a los niños, la perra y los peces... y abandonar la casa tomada ya por los libros.

Hay tres ocasiones en las que nos damos el gustazo de elegir libro:
Reyes (si los de Oriente pasan por una casa y no dejan libros... mal asunto. Con este apartado vamos ampliando nuestra sección de diccionarios)
2º la noche de Sant Jordi (una rosa en una mano y un libro en la otra, después de un día tan intenso, es una gozada. Con este apartado vamos dando forma a nuestra sección de álbumes ilustrados)
y 3º, lo que venimos a llamar NPE, esto es, No Puedo Evitarlo; ocasiones en las que después de meditarlo decidimos que un libro tiene que estar en casa, cerca de nosotros, para releerlo o no, pero cerca.

En este apartado está el próximo libro que se viene para casa:



"Bienvenidos a La Maison des Amis des Livres en el número 7 de la Ruede L’Odéon. Adrienne Monnier nos abre las puertas de su mítica librería y nos cuenta los secretos de los clientes habituales que la frecuentaron: Joyce, Beckett, Rilke, Prévert, Hemingway, Proust, Breton, Gide y muchos otros.
París, 1915. Mientras la guerra irrumpe en la tranquilidad del otoño, el sueño de una joven inconformista se hace realidad: en el corazón del Barrio Latino, cuna de la experimentación literaria, la emprendedora y valiente Adrienne Monnier abre La Maison des Amis des Livres, la librería que marcaría la vida intelectual del París de la primera mitad del siglo xx. Rue de L’Odéon nos ofrece un retrato y un testamento personal y profesional de una mujer que dedicó treinta años a la literatura con creatividad y pasión y que fue, junto con su íntima amiga Sylvia Beach, una de las protagonistas más destacadas de aquella época dorada.
La librería cerrará en 1951. Después de treinta años de intensa actividad, Adrienne se retira de la escena cultural, pero sobrevive en estas páginas de memorias dedicadas a quien ama los libros y París y a los que sueñan todavía con entrar en La Maison des Amis des Livres y rebuscar en sus estanterías mientras escuchan en vivo a Erik Satie.

Adrienne Monnier (1892-1955) fue escritora, librera, editora y bibliófila. Su actividad literaria y profesional floreció y resistió durante el delicado periodo de la historia que abarca dos guerras mundiales y una ocupación. Junto con Sylvia Beach, amiga y amante, dueña de la vecina librería Shakespeare & Co., fue una inquieta animadora de la vida cultural de la mítica Rive Gauche y una fervorosa defensora de la causa feminista. Aquejada gravemente del síndrome de Ménière, que se mostró inflexible a todo tipo de tratamiento, Adrienne se suicida el 18 de junio de 1955".

Estas son mis razones.


Rosa María García



lunes, 19 de septiembre de 2011

ALGUNA VEZ

¿Alguna vez sentiste que el tiempo se estiraba como chicle? ¿Que un leve aleteo de mariposa rozaba tus entrañas? ¿Sí? ¿Y te has visto reflejado en sus pupilas?
¿Alguna vez te morías de sueño pero no podías quitártelo de la cabeza?¿Que cuanto más te daba más querías?
¿Alguna vez se te hizo de día en plena noche o flotaste en una estancia con tan sólo reavivar su imagen?
Eso, amigo mío, es porque has leído.

Javier G. Rey

martes, 26 de julio de 2011

La enfermedad del Quijote


No concibo la vida sin leer libros. Y por ende no concibo la vida de aquellas personas que no leen libros. Eso no es bueno ni malo: es una realidad tras la que me parapeto cada vez con mayor fuerza, porque con el paso de los años (las rarezas se acentúan, no lo olvidemos), he descubierto que tengo más afinidad con quien lee que con quien no lo hace. Así de sencillo. Pensaba en esto, después de leer el discurso de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de Fuente Vaqueros, en Granada, en septiembre de 1931:


“No solo de pan vive el hombre. Yo si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; pediría medio pan y un libro […] ¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir `amor, amor´, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fiodor Dostoievsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Liberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: `¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!´. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: Cultura. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.

Ilustración de Pilar Rubiales para el libro CUENTOS DE VIENTO PARA MOVER MOLINOS


Creo que solo desde el más profundo y sincero amor por los libros se puede llegar hasta la emoción al leer un fragmento así. Ochenta años han pasado desde que estas palabras fueran pronunciadas y siguen vigentes (cambia, eso sí, que hoy ya no estamos acostumbrados a esta oratoria, porque apenas se practica). ¡Libros!, clama Lorca y libros suplica Dostoievsky. ¿Tendrá algo de enfermizo? ¿Cómo se llamaría la enfermedad de los libros? “La enfermedad del Quijote”, la llamaría yo, en honor al más maravilloso de los hidalgos: sería la única en el mundo cuyo contagio sólo traería beneficios. Su virus, inoculado antes de los 7 años, salvaría muchas vidas. “Enseñad a leer”, dejó dicho Juan Farias:


“Un niño que no lee, que no sabe leer, se quedará sin un montón de amigos, crecerá con un vocabulario pobre, se comunicará mal, su geografía estará limitada, su tiempo no tendrá puntos de fuga hacia lo que fue o lo que pueda ser, no conocerá más que aquellos lugares, aquellas horas en las que haya puesto sus zapatos, será, por falta de imaginaciones, un hombre incompleto.
Incluso a la hora de creer en un dios, su dios no será poeta”.

Rosa María García

miércoles, 20 de julio de 2011

Las bellas portadas

   Las portadas de los libros son casi tan importantes como sus títulos. Hago énfasis en el casi, porque por muchos años que pasen siempre recordaremos El viejo y el mar, Don Segundo Sombra o Sartoris (han sido los primeros títulos que me han venido a la cabeza), sea cual sea la portada de una y sucesivas ediciones. Pero esta evidencia no le resta un ápice de importancia a las portadas; si no la tuviera, todas serían iguales. Imaginen qué tristeza de librería, exponiendo libros con portadas negras y letras blancas (o al revés, en cuyo casi serían además mas sucias, que el blanco es tan poco socorrido para las portadas, como para la ropa de los críos); un mundo monocromático, ¡puaj!, un horror. Afortunadamente no es así.
   La elección de las portadas de los libros me parece un arte en sí mismo. Y no me extraña que haya personas a quienes una portada le llame tanto la atención como para coger el libro y, atraído por una fuerza invisible y desconocida, querer comprarlo. A mí me pasó con estas:


    ¿Ven lo que les decía? Las portadas son como los determinantes que en la oración acompañan al sustantivo para concretarlo y limitar su significado. Es más: sin ellas, los libros perderían parte de su magia.
   Ahora le doy vueltas a la hipotética relación entre buena literatura y portadas bellas. ¿Por qué las portadas de los libros de Alice Munro (autora de once colecciones de cuentos y dos novelas, candidata a Premio Nobel y calificada como "la Chéjov canadiense") son tan artísticas y delicadas? En fin, en estas ando, mientras observo la portada de su próxima novela, La vida de las mujeres, que Lumen sacará a la venta a partir del 6 de octubre, y cuya portada ¡oh, casualidad! es así de bonita:




Rosa María García